miércoles, 17 de febrero de 2010

3 de febrero: el certificado médico

El día D llegó y amaneció lloviendo, ¿sería eso uno de los factores que influyeron en los resultados del día? Misterio.

Llegamos a la Cruz verde pasadas de las siete y nos tocó la ficha 17.Esperamos hasta las 7:40 a que abriera la caja y unos diez minutos después fue nuestro turno. Me acerco y pido dos certificados médicos. Me preguntan que para qué. Para matrimonio, contesto. Ya traen los análisis, me preguntan. Sí, les contesto. Entonces van a ser 334 pesos. ¿Qué? ¿Por qué? Porque el formato que nos mandan de tesorería eso cuesta. Pero si ya traigo los resultados de los análisis y nada más necesito un certificado médico. Sí, pero le estoy diciendo que el formato que nos mandan de tesorería eso cuesta, es la certificación de los análisis clínicos. Entro en pánico y le pregunto a mi novio si trae esa cantidad de dinero (yo había pensado que los certificados médicos costarían $26, porque ya llevábamos los análisis, oh, qué ingenua), me dice que sí y nos cobran. Afortunadamente el precio es por los dos e incluye los certificados médicos y la certificación. Nos piden los resultados de los análisis, copian nuestros datos, los checamos y nos dan el recibo de pago y el famoso formato de tesorería. Un papel con nuestros nombres y un párrafo comiquísimo donde dice que ninguno de los dos sufre de enfermedad alguna, ni física ni mental. Listo, vamos con el médico por el certificado. Momento, no, lo primero es ir por el sello (la certificación) a la dirección. Ok, allá vamos. Pequeño detalle, no hay nadie. Obvio, todavía no son las ocho.

Esperamos y mientras leemos con detenimiento el dichoso formato. Jocoso involuntariamente. Dan las ocho y no llega nadie. Voy a preguntar a la recepcionista del área de consultorios si hay que pedir ficha o si respetan los turnos. Para llegar allá debo salir al mundo exterior, y sigue lloviendo. Llego y obviamente me dicen que primero necesito el sello y que no respetan el turno, que es como van llegando… ¿entonces para qué la primera ficha? Pues para el cobro… Regreso y afortunadamente un hombrecillo se apiada de nosotros y nos pone el sello. Bien, ahora de regreso a los consultorios. Llegamos, dejamos el recibo de pago y le aclaramos a la recepcionista que ya tenemos los resultados de los análisis. Nos sentamos a esperar y esperar y esperar, hasta que un médico dice el nombre de mi novio. Cabe aclarar que en los más de veinte minutos que estuvimos esperando pasaron más de tres médicos “sin nada que hacer”. Entramos al consultorio y nos dice que no encuentra nuestros resultados de los análisis. Le digo que ya los traemos, que ya le había dicho a la recepcionista. Ok, parece que hay que recordárselo. Llega otra doctora y así cada uno nos toma los datos y rellena el formato de cada uno de nosotros. En cinco minutos estamos fuera. Bien, punto uno, completado. Salimos y cada uno se va para un lugar: yo a Salubridad y mi novio al registro civil por su acta.

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