domingo, 23 de octubre de 2016

Forastera

Hace mucho había leído de esta serie de novelas y no me había decidido a empezarla. Luego empezó la segunda temporada de la serie basada en esta historia, llegó el mes de octubre dedicado a leer escritoras y, aunque no la tenía considerada en mi lista preliminar, me puse a leerla.

Al principio me gustó mucho pero me fui desencantando de la protagonista: Claire es una enfermera que acaba de vivir una guerra, de pronto se ve transportada hacia 300 años en el pasado y ella tan fresca. Su marido, bien gracias. Su vida y sus aspiraciones, también, cómo no. Por circunstancias más o menos bien justificadas, "la casan" con un escocés, obviamente joven, guapísimo y atractivo. Y con eso basta para que cuando tenga la oportunidad, no regrese a su tiempo. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!!!!!!

Su monólogo interior deja mucho que desear, la manera en que se justifican mil acciones machistas y violentas es ingenua, la plática que tiene ya cerca del final (que no desenlace, obviamente, si estamos hablando de que hay por lo menos otros 8 libros, no se puede llegar al desenlace tan pronto, cómo va a ser eso posible) con un religioso es una manera burda de tratar de convencer al lector de que sus decisiones son las correctas. No me convenzas a mí, primero convence a tu personaje de que eso es lo que quiere hacer y ya luego que sean sus acciones las que hablen.

Las escenas de sexo al principio parecen tener una razón de ser: un matrimonio "a fuerzas" y la intimidad creciente, eso pasa. Pero luego nada más se trata de que no se pueden quitar las manos de encima y resulta que pasión es lo que le hacía falta en su vida. Si tan sólo hubiéramos sabido un poco más de lo triste que estaba en su presente, no nos parecería tan raro que ahora no le interese volver.

Mención aparte merece Jamie, el marido escocés. Primero parece ser nada más un secundario que iba pasando por ahí y que por eso se convierte en el esposo. Luego le van saliendo "curiosidades": es el sobrino del gobernante del clan, tuvo un encuentro desagradable con los ingleses, se apartó de su familia y anduvo vagando en Francia. Luego resulta que es educado y sabe no sólo de francés sino también de otras materias. Y el asunto que tiene con Randall, el ¿general? inglés escapa por completo a mi entendimiento. ¿Era necesario que el inglés fuera un homosexual reprimido? Claro, para que se tambaleara el único pilar sobre el que se sostiene su relación: el sexo.

Tal vez si le quitáramos la mitad de las 896 páginas, obtendríamos una historia más interesante. La terminé de leer nada más por curiosidad de cuál iba a ser el cliffhanger para el segundo volumen, que obviamente no pienso leer. Veré un capítulo de la serie, a ver si en aquél medio las cosas son más sintéticas aunque supongo que se irán más por el morbo y menos por la (poca) introspección de los personajes.


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