miércoles, 12 de abril de 2017

Los no muertos

Las historias de zombies son atractivas para mí porque representan un panorama desolador, son como las películas de desastres en las que los protagonistas deben huir de los fenómenos de la naturaleza.

Me acerqué a esta novela por curiosidad y para saber si era apta para los pubertos, y aunque hubo algunos detalles del lenguaje, es probable que sea una buena opción.

J es un oficinista común y corriente con un grupo de amigos a los que frecuenta más por costumbre que por simpatía, como casi todo lo que hace en su vida. C está casada, Ch acaba de regresar de un viaje y tiene un bebé y Épsilon es un periodista. Debo señalar que me chocó que no tuvieran nombres los personajes pero conforme fui leyendo ese detalle se me olvidó.

Si bien el inicio arranca más lento de lo que me esperaba, la historia nos lleva de una cotidianeidad aburrida hacia el caos de la pandemia y el regreso de la costumbre. Avanzamos al lado de J por cada una de las etapas y junto con él somos testigos de cómo el ser humano reacciona ante lo desconocido.

Agradezco que se incluyera el epílogo porque al desenlace le hacía falta esa sensación de cierre.


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